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22
Feb, 2023
Reaccionamos con tensión de forma natural ante cualquier situación que percibimos como “amenaza” a la que debemos hacer frente. El estrés es nuestra respuesta general y necesaria, que nos permite adaptaros al medio. Teniendo en cuenta que al hablar de estrés debemos diferenciar entre dos tipos de estrés, el positivo o eustrés, el que nos permite afrontar situaciones que analizamos como difíciles y el negativo o distrés que se da cuando percibimos que no podemos con la situación y nos sentimos desbordados.
Dentro de los riesgos laborales de tipo psicosocial, el estrés, sea posiblemente el riesgo de esta tipología más común, teniendo como una de sus consecuencias el Síndrome de Burnout, dándose en un porcentaje elevado de la población que trabaja atendiendo a clientes y/o usuarios. Entre los sectores más afectados por este suelen ser los de educación, sanitario, o cuerpos de seguridad.
El Síndrome de Burnout, o el síndrome de estar quemado por el trabajo es una respuesta psicológica a una serie de estresores laborales, sobre los que la persona trabajadora se encuentra expuesta de forma continua en el desarrollo de su actividad laboral. Esta respuesta psicológica se caracteriza por un deterioro cognitivo y emocional en la persona que lo sufre, pudiendo afectar incluso físicamente. Y repercutiendo, todo ello de forma directa en su actitud frente su día a día.
La aparición y el mantenimiento del Síndrome de Burnout está estrechamente relacionado con la valoración que la persona realiza sobre sus estrategias y recursos para afrontarlo. Si sus estrategias básicas de afrontamiento fallan y la situación de estrés se prolonga en el tiempo, es cuando existe la posibilidad de empezar a desarrollar el síndrome.
Los síntomas identificados como los más comunes que lo describen son, la ansiedad, la tristeza, la falta de concentración, o baja autoestima, haciendo que la calidad de vida de la persona que sufre Burnout se vea significativamente mermada.
No existe una única línea de actuación debemos velar por intervenciones a nivel individual, del grupo y de la propia organización.
A nivel individual, las estrategias de afrontamiento de control, las centradas en el problema, previenen el desarrollo del síndrome. Dentro de este grupo estarían:
Entrenamiento en el asertividad
Entrenamiento para el manejo eficaz del tiempo
Hacer pequeñas pausas y cambios de tarea
Ponerse objetivos reales y alcanzables
Delegar responsabilidades
No pensar que se es totalmente indispensable
Solicitar ayuda cuando el trabajo es excesivo o no se está preparado para llevarlo a cabo.
Desconectar al salir del trabajo, retomar amistades, hacer deporte o actividades que permitan la desconexión laboral.
A nivel grupal es importante fomentar el apoyo social por parte de los compañeros con el objetivo de evitar sentimientos de soledad y agotamiento emocional:
Intercambio de información. Comentar dudas y soluciones
Compartir descansos
Practicar la escucha activa.
Dar apoyo técnico y facilitación de un trabajo mas confortable
Respecto a la propia organización de la empresa, con el objetivo de facilitar un entorno de trabajo lo más adaptado posible debe disponer y desarrollar programas enfocados a manejar el clima de la organización, y el ambiente de trabajo. Hacer un estudio para analizar posibles disfunciones en el desempeño de roles y del clima laboral son herramientas efectivas, Teniendo en cuenta que como hemos visto, el síndrome es desencadenado por estresores percibidos con carácter crónico y con unas variables que en su mayoría están relacionadas con el puesto.
Directora Territorial Andalucía y Extremadura
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